D.A

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lunes, 9 de junio de 2014

DIAGNÓSTICO (Narvarte, 2001)

Ante la sospecha de una discalculia observada en el trabajo diario escrito y oral del niño o ante reiterados fracasos en las evaluaciones de matemáticas, se debe realizar un sondeo de dificultades numéricas en forma individual con el niño. Se pueden suministrar:
a)      Dictado de números.
b)      Copiado de números.
c)      Cálculos no estructurados mediante juegos o gráficos.
d)     Situaciones problemáticas-lúdicas.
            Cualquier intervención educativa debe ir precedida de un diagnostico diferencial en que se identifiquen las dificultades de aprendizaje de las matemáticas (DAM). Tradicionalmente la evaluación examinaba variables como: el nivel de desarrollo del razonamiento (conservación, clasificación, seriación…), la realización de cálculos aritméticos (numeración y operaciones), los conceptos matemáticos que posee el alumno, su comprensión y expresión verbal y el planteamiento de problemas y modo de resolverlos; y los elementos gnoso-práxicos, en lo tocante a la estructuración espacio-temporal y el dominio del espacio gráfico. En Velasco y Jabonero (1984), tomado de (Santuiste, 2005).
            La evaluación, para un diagnostico eficaz, debe examinar tanto el conocimiento formal como el informal, ya que este ultimo puede ser insuficiente y dificultar el acceso a las matemáticas. Debe detallar los puntos fuertes y débiles del alumno, la precisión y eficacia de las técnicas matemáticas básicas y su grado de automatización, las estrategias seguidas para llegar a una solución y los errores sistemáticos que comete, para tratar de conocer las insuficiencias de los conocimientos subyacentes. Para cumplir las condiciones mínimas de un diagnostico diferencial, existe una considerable variedad de instrumentos estandarizados que son muy útiles para identificar a los sujetos con DAM (Dificultad de Aprendizaje Matemático). En general, no se utilizan pruebas aisladas sino que se aplican baterías de tests y pruebas específicas que permiten identificar los diferentes factores intervinientes. Con fines prácticos, a continuación presentamos las pruebas agrupadas en dos tipos: pruebas psicológicas y pruebas pedagógicas. (Santuiste, 2005)
  v   PRUEBAS PSICOLÓGICAS. (Santuiste, 2005).
            La finalidad de las pruebas psicológicas es identificar si el alumno presenta déficits aptitudinales específicos que algunos autores han encontrado que correlacionan con el rendimiento matemático. Para identificar los procesos cognitivos y neuropsicológicos que intervienen en la realización de tareas matemáticas, se pueden utilizar diferentes tests. Entre los tests que proporcionan datos de interés se encuentran los siguientes:
a)      Escalas de inteligencia de Wechsler (WPPSI de los 4 a 6 ½ años; WISC-R, de los 6 a los 16 años; WAIS, de los 16 en adelante). Son las escalas más utilizadas en la evaluación psicopedagógica.
b)      Escalas de Mc Carthy de aptitudes y psicomotricidad (MSCA, de los 2 ½ a los 8 ½ años) incluye una escala numérica con tres subpruebas de interés: recuento y distribución, cálculo y memoria numérica.
c)      Tests de Factor g (como el factor g de Cattell y de matrices progresivas de Raven, ambos de aplicación colectiva a partir de los 4 años). Proporcionan una medida de la inteligencia general.
d)     DAT. Es una batería de aptitudes diferenciales, de aplicación colectiva a partir de los 14 años. Evalúa algunos aspectos de la inteligencia general como: razonamiento abstracto, razonamiento verbal, aptitud numérica, rapidez y precisión perceptiva, razonamiento mecánica y relaciones espaciales.
e)      Test del desarrollo de la percepción visual de Frostig (3 a 7 años). Resulta relevante, principalmente para el diagnostico de dificultades en geometría.
f)       Test gestáltico visomotor de Bender (4 hasta adultos). Permite valorar la inteligencia visomotora y las alteraciones neurológicas.
g)      Batería Luria-DNI. Es una prueba para la evaluación de trastornos neuropsicológicos, con baremos para niños a partir de los 7 años. Entre otras muchas pruebas incluye una de aritmética con dos subtests: escritura numérica, en el que pide al niño escribir y leer números de izquierda a derecha y de arriba abajo, así como decidir qué número de entre los varios que lee o escucha es mayor; y operaciones aritméticas, en el cual el niño debe resolver sumas, restas y multiplicaciones, completar operaciones en las que falta un número o el signo y contar hacia atrás de 3 en 3.
h)      Cuestionarios de personalidad para niños de Cattell (ESPQ, CPQ y HSPQ) (6 años hasta adultos). Es importante conocer la personalidad del niño y su forma de reaccionar ya que ésta puede influir en el rendimiento académico.

  v   PRUEBAS PEDAGOGICAS. (Santuiste, 2005)
            Las pruebas pedagógicas específicas ayudan a determinar el grado de dominio de la diversidad de conceptos y procedimientos propios del ámbito matemático, tales como:
1.      Habilidad para comprender y usar los conceptos de cantidad, combinaciones, número, forma, tamaño, posición y medida.
2.      Habilidad para sumar, restar, multiplicar y dividir números naturales, enteros y fracciones.
3.      Habilidad para aplicar los conceptos matemáticos a la solución de problemas en situaciones personales y sociales (comprar y vender, calcular diferencias de tiempo, pesar y medir).
4.      Habilidad para clasificar y categorizar datos y hechos matemáticos.
5.      Adquisición de nociones e información específicamente matemática.

Algunos ejemplos de pruebas pedagógicas son:
a)      Pruebas pedagógicas graduadas para preescolar y ciclo inicial (EAP de Terrasa, 1989).
b)      Pruebas psicopedagogías de evaluación individual (Montesinos et al., 1991). Incluyen tareas que permiten detectar la competencia del alumno en el conocimiento de cantidades, operaciones, problemas y otros contenidos de educación infantil y primaria.
c)      Prueba de cálculo y nivel matemático (A. Palomino y J. Crespo). Esta prueba detecta dificultades o errores en el aprendizaje del cálculo.
d)     Prueba de aptitud y rendimiento matemático (R. Olea, L. E. Líbano y H. Ahumada). Se aplica de 7 a 12 años y consta de 3 series :
Serie A: Nociones previas (conservación, seriación, previsión, clasificación e inclusión).
Serie B: Conocimiento de la simbolización matemática (dictado y lectura de números, concepto de valor, concepto de signos, conocimiento de figuras geométricas y conocimiento de cuerpos geométricos).
Serie C: Disposición para el cálculo y resolución de problemas (repartición y resta, resolución de problemas con elementos concretos, con dificultad en el enunciado y de problemas abstractos).

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